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miércoles, 8 de abril de 2020

Los señores portugueses de Montalbo. Cuenca


ESTEBAN COELLO, caballero portugués, casa con  con María Mendez de Silva

Tuvieron a

PEDRO COELLO casa con  Aldonza Vazquez Pereira

Valido del Rey Alfonso IV de Portugal

Uno de los que mató a doña Inés de Castro por orden del Rey. 

Pasó por ello a Castilla, pero Pedro I el cruel, le envió de nuevo a Portugal, donde recibió cruel muerte por orden de Pedro I de Portugal

Tuvieron a EGAS COELLO casa con  Leonor Alonso Pacheco

Maestresala de Pedro I de Portugal

Tuvieron a

PEDRO COELLO casa con 

 1º con Constanza de Albornoz, hija de Fernan Gomez de Albornoz ( hermano del Cardenal ), Sr. de
         Villoria, Merino y Arcos, 13 de Santiago y nieta de Garci Alvarez de Albornoz, Sr. de Albornoz y de Teresa de Luna
     2º hacia 1437 con María Carrillo, hija de Pedro Carrillo el viejo, Sr. de Cervera, y de Mayor de
         Guzman

II señor  de Montalbo, señor de el Hito y Villar de Cañas

En 1431 estuvo con Juan II de Castilla, en la batalla de Guadix, en la entrada de Granada

Tuvieron a
1-       Esteban Coello Albornoz, que sigue
2-       Leonor Coello de Guzman casa con  Juan álvarez de Toledo, hijo de Alonso Álvarez de Toledo y de Aldonza Fernandez de Valera. Señores de Cervera



ESTEBAN COELLO ALBORNOZ casa con  Violante de Ribera, Señora de Villarejo de la Peñuela, hija de Fernando de Ribera y Elvira Guerra de Jaraba

III Señor. de Montalvo, el Hito y Villar de Cañas

Tuvieron a
1-       Pedro Coello de Ribera, que sigue

2-       Hernando de Ribera casa-con María Téllez de Alcocer

Tuvieron a
1-       Violante Coello de Ribera. Nacida en Montalbo. Casa con  con Luis Carrillo de Toledo, hijo de Alonso Alvarez de Toledo y de Guiomar
     Guzman de Toledo

Señores de Cervera  y de  Olivares de Jucar.



PEDRO COELLO DE RIBERA casa con  Guiomar de Mendoza, hija de Pedro Carrillo de Mendoza, II conde Priego y de María de Quiñones

IV Señor de Montalvo, el Hito y Villar de Cañas

Tuvieron a
1-       María de Quiñones, que sigue


MARIA DE QUIÑONES casa con  con Diego de Guzmán, hijo de Alonso Álvarez de Toledo y Guiomar Guzman de Toledo.  Señores  de Cervera.



El infante don Juan Manuel caza en las tierras de Huete. Cuenca





El Libro de la caza del infante don Juan Manuel es la primera obra de cetrería castellana de autor conocido. Se trata del primer libro dedicado a la práctica de la caza, la elección y entrenamiento de las aves de caza escrito en castellano.
El quinto asunto del Libro de la caza es el geográfico. Es, asimismo,
el más novedoso de toda la obra,
pero sólo se han conservado tres de los quince
obispados prometidos (Cartagena, Cuenca y Sigüenza).
Es una curiosa descripción, salpicada de anécdotas,
de las mejores riberas para practicar la cetrería,
y señala las diversas raleas existentes,
lo cual permite dibujar, con cierto detalle,
la distribución de las especies cinegéticas en el primer cuarto del siglo XIV.
Don Juan Manuel (Escalona, 5-5-1282, Córdoba, 13-6-1348), también llamado "el príncipe escritor" por estudiosos de la historia y de la literatura, era de noble cuna, puesto que era nieto de Fernando III y sobrino de Alfonso X "el Sabio"
La cetrería, o caza con halcones, fue introducida en España por los romanos, pasando a ser durante la Edad Media y Moderna un deporte de reyes y nobles. El Libro de Caza, está considerado como la primera obra en castellano sobre cetrería y destaca por su belleza y calidad literaria. Además, no sólo nos muestra las técnicas utilizadas para adiestar el halcón, o las distintas formas de caza, sino que también nos da numerosos datos sobre la vida cotidiana durante la Baja Edad Media.



En 1383, en la batalla de Aljubarrota contra los portugueses, el canciller  Pedro López de Ayala es hecho prisionero durante varios meses hasta que se paga el rescate. En este tiempo escribió el Libro de la Caza y muchas estrofas de su obra poética Rimado de Palacio.


Entre 1385 y 1386, durante los quince meses que estuvo preso en el castillo
de Óbidos, tras la batalla de Aljubarrota (14 de agosto de 1385), el
canciller Pero López de Ayala (1332-1407) compuso el más famoso y difundido
libro español de cetrería de todos los tiempos. Lo escribió porque
«en esta arte e çiençia dela caça delas aves oy e vi muchas dubdas [...] e
por esto acorde de trabajar por non estar oçioso de poner en este pequeño
libro todo aquello que mas çierto falle».

Al final hay tres capítulos que suponen una auténtica novedad y que se
harán tópicos en la producción cetrera posterior. Uno lo dedica a lo que llama
«el passo de las aves» (cap. XLV), es decir, a los movimientos migratorios y a
qué se deben, con lo que quizá nos encontremos ante el primer 
estudio ornitológico en español



al leer Libro de la Aves de Caza, parece que tenemos en la mano un tratado especial de historia natural, y no una obra de cetrería; porque las aves de caza son aquellos subgéneros de la familia de las aves diurnas, del orden de las de rapiña, que se usan para la cetrería, cuando el objeto del libro no son dichas aves, sino que éstas son el medio para practicar la caza.


tratará de la CAZA DE LAS AVES Y DE SUS PLUMAJES, DOLENCIAS Y CURACIÓN.

...determiné reunir en este libro todo aquello que vi a grandes señores y muy cazadores que más cierto habían hallado, y púselo, sometiendo a la enmienda de los que más entendieron lo que yo oí a grandes señores y cazadores en muchas partes. Y también lo que dijeron algunos de ellos que no vi yo.
Primeramente en
Francia: al Duque de Borgoña y al Conde de Flandes y de Artois y al Conde de Tancarville, y en
Aragón: al Vizconde de Illa, y a don Pedro Jordán de Urríes, mayordomo mayor del Rey de Aragón; y a Don Pedro Fernández de Híjar, rico-hombre. Y en
Castilla: lo que dijo Don Juan, hijo del Infante Don Manuel, Señor de Villena.
Luego, primeramente diré de los plumajes de los halcones y cuántas clases de plumajes hay en ellos; también dónde crían y nacen, y qué aspecto y plumas deben tener; y después diré cómo se deben curar cuando adolecen o son heridos de grullas, o de garzas o en cualquiera otra manera.
Me extenderé más en la práctica del halcón neblí y en su gobierno, porque, verdaderamente, ésta es la más noble y mejor de todas las aves de caza, y quien buen cuidado tuviese con el neblí, en todas las otras aves podrá tener buen cuidado.

El rio mayor de huepte nasce en el puerto del villar del maestro 
e entra en guadicia sobre la milana en este Rio apartida de anades 
Pero non son muy buen lugar para las cavar con falcones. 
Pero cava las y don iohan con trabajo Et ay garvas al 
paso e pocas de morada e vn par o dos de gruas por 
Ventura. 

El arroyo de valde jaualera nasce sobre mazaranleque-mazarulleque- 
e entra en guadiella en la foz de yuso de jaualera en este 
aroyo a partida de anades e Mia garva o dos de morada 
Et avezes cabo las cueuas fallan y gruas. 

El arroyo de tomellosa nasce y e entra en el Rio mayor de yuso de 
ferrant eneste aroyo fasta el arroyo de valdequemado ha pocas 
anades mas en valquemado al tienpo del paso ay garcas 
e un par odos de gruas de morada. Guarda mexu nasve 
en villar de domingo garcia e entra 
en el Rio mayor de yuso de caraceniella 
en este arroyo ay partida de anades 
se pueden se cacpar con falcones mas es de muy malos 
pasos. Cerca de buen dia a una laguna e avezes ay anades 
e garza por ventura al paso. 

Cerca del castiello en el paramo 
ay tres o quatro lagunas en que ay muchas anades e galla- 
rones e garzas al tienpo del paso. 

Et  dize don iohan que el non sabe mas Riberas en el obispado de 
cuenca sinon si se le oluido alguna. Pero si fue tiene que 
non es de las mejores. 

Otrosi dize que en todo el obispado  de cuenca ha mucha caza 
e muy buena de perdizes e de 
liebres e de que comienza el paso fasta san miguel ay 
muchos alcaranes e muchos sisones.



Fuente el Pez y La Torre. Despoblados de Palomares del Campo. Cuenca

En tierras regadas por río Gigüela y su afluente el Jualón situamos los dos despoblados de Palomares, Fuente el Pez y La Torre.


Fuente el Pez


En el siglo XIII, el infante don Juan Manuel en su Libro de la Caza cuenta como estas tierras eran grandes humedales buenos para la caza de ánades.

El aroyo de villalva nasce sobre loranca cae en la grant laguna de fuente el pez cabo el castiello.

Se refiere don Juan Manuel el que ahora llamamos arroyo de La Vega 

Cien metros mas allá del Kilómetro 14 de la carretera de Carrascosa a Palomares sale el camino que nos lleva hasta las ruinas de la ermita de San Miguel y a tierras donde estuvo la aldea de Fuente el Pez. 

A los pies del monticulo donde están las ruinas de la ermita discurren tres cursos de agua, la acequia de la Fuente Grande, antes Fuente del Pez que se prolonga en el Caz de Quintanares que toma sus aguas del río Cigüela ya cerca de Torrejoncillo del Rey,  siguiendo ambos un curso paralelo. Junto a sus cauces está la ermita de Los Urbanos, a unos 3 kilómetros de los parajes de San Miguel y Fuente el Pez si vamos campo a través.

Con curso paralelo a la acequia de la Fuente Grande y al Cigüela descurre el llamado Arroyo de Enmedio por discurrir entre estos.


se procuraba que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se  hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas,   

Habia inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar las  heredades de Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales.

También era objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y  Jualón.........algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas de vega.

El concejo gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el molino del concejo. Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del caz para que el agua corriese con suficiente fuerza para moler.

Aunque en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por los ríos Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que aumentara los rendimientos. La única preocupación del concejo, en este sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”, con el fin de  que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.

se procuraba que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se  hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas,   

Habia inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar las  heredades de Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales.

También era objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y  Jualón.........algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas de vega.

El concejo gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el molino del concejo. Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del caz para que el agua corriese con suficiente fuerza para moler.

Aunque en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por los ríos Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que aumentara los rendimientos. La única preocupación del concejo, en este sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”, con el fin de  que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.

El aroyo de villalva nasce sobre loranca cae en la grant laguna de fuente el pez cabo el castiello.

Se refiere don Juan Manuel el que ahora llamamos arroyo de La Vega 

Cien metros mas allá del Kilómetro 14 de la carretera de Carrascosa a Palomares sale el camino que nos lleva hasta las ruinas de la ermita de San Miguel y a tierras donde estuvo la aldea de Fuente el Pez. 

A los pies del monticulo donde están las ruinas de la ermita discurren tres cursos de agua, la acequia de la Fuente Grande, antes Fuente del Pez que se prolonga en el Caz de Quintanares que toma sus aguas del río Cigüela ya cerca de Torrejoncillo del Rey,  siguiendo ambos un curso paralelo. Junto a sus cauces está la ermita de Los Urbanos, a unos 3 kilómetros de los parajes de San Miguel y Fuente el Pez si vamos campo a través.

Con curso paralelo a la acequia de la Fuente Grande y al Cigüela descurre el llamado Arroyo de Enmedio por discurrir entre estos.


Et la primera grúa que mataron  fué entre Palomares et Bumanos, cabo un arroyo que dicen Xuheron. Es el Jualón que va al Cigüela mas abajo de Urbanos y nace en Villar del Águila, el Villar del Puerto que se cita

 Xuheron nasce sobre Villar del Puerto et entra en Xuhela, deyuso de Burbanos.

Un puente romano permite el paso del Cigüela en Urbanos



Las ruinas de la ermita y del castillo se sitúan en lo que fue el despoblado de Fuente el Pez. 

Estaba este asentamiento junto al río Valparaíso que ya próximo a desaguar en el Valdejudios recibe el nombre de río de Las Lagunas. 

En las inmediaciones  de Fuente el Pez estaba la aldea de Valdejudios y las llamadas Casas de Villava-en la actualidad se pueden ver junto a las ruinas de estas Casas la explotación agrícola llamada casas de Villava- Perea-, situada en tierras por las que pasa el canal de Valdejudios del trasvase Taajo- Segura. D
esde 1559 existía el término de Fuente el Pez, perteneciente a Palomares que, si bien se había agregado al término de la villa tras desgajarse mediante compra del antiguo alfoz de Huete, siguió administrándose como un término independiente.


En los diezmos que recibía la iglesia en el siglo XVIII, todavía Fuente el Pez seguía apareciendo como un término independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con independencia de los  cogidos en el término de la villa. 


Hubo en la Ermita una talla de San Miguel metida en una caja hecha en el año 1589.

Se paga por la imagen 40 ducados al escultor Alonso Serrano y a Quilez Moreno pintor y estofador de la caja 97 ducados y a  y Juan Gómez por las pinturas que hace en las puertas de la caja 400 reales.


Los Gómez: una dinastía de pintores del Renacimiento.  Pedro Miguel Ibáñez Martínez

Fondo documental del Archivo Municipal de Palomares del Campo


Las ruinas de la ermita y del castillo se sitúan en lo que fue el despoblado de Fuente el Pez. 

Estaba este asentamiento junto al río Valparaíso que ya próximo a desaguar en el Valdejudios recibe el nombre de río de Las Lagunas. 

En las inmediaciones  de Fuente el Pez estaba la aldea de Valdejudios y las llamadas Casas de Villava-en la actualidad se pueden ver junto a las ruinas de estas Casas la explotación agrícola llamada casas de Villava- Perea-, situada en tierras por las que pasa el canal de Valdejudios del trasvase Tajo- Segura.


Martín Gómez El Joven hermano de Juan Gómez, padre del arquitecto Juan Gómez de Mora hace el retablo de San Roque para la iglesia de Palomares

Fuente el Pez

Localizado en las inmediaciones de las ruinas de la ermita de San Miguel, conocidas también como torreón o castillo de San Miguel, en un área con abundantes restos romanos que incluyen la ermita de los Urbanos en Torrejoncillo del Rey en donde por los restos encontrados pudo existir un santuario. Próximo a la ermita se halla el sitio de Santa Brígida; donde se han encontrado monedas y otros restos del periodo romano. En las inmediaciones de esta ermita, en el conocido como Camino Real a Huete y actual carretera que viene desde Carrascosa del Campo y que corresponde a la vía romana que bajaba desde Ercavica, apareció un epígrafe votivo de un legionario de la Legio VII que por octava vez, dedicaba una ofrenda a las ninfas. En sus inmediaciones las minas de espejuelo de Torrejoncillo en el cerro de La Mora y en el de San Bartolomé, yacimientos que se completan con los de Palomares y Villas Viejas. Lugares todos en las proximidades de la calzada romana que procedente de Segobriga pasaba por Torrejoncillo hacia Erkavica en Cañaveruelas y cuya explotación tuvo una importancia fundamental en la economía romana. A través de una calzada que discurre paralela al río Gigüela pasando por Fuente el Pez se conectaban las minas de Valparaíso de Abajo y Torrejoncillo con la mina de Villas Viejas llamada Cueva del Toro situada cerca de la ciudad celtíbera de Contrebia. Aquí enlazaría con la calzada principal que se dirige al puerto de Cartagena.


Situado en parajes de la ermita de San Miguel cuyas ruinas se sitúan junto al cauce del río Gigüela en el kilómetro 14 de la carretera que viene de Carrascosa y a unos seis kilómetros de Palomares. Aún puede verse algún resto de la atalaya de control y defensa del territorio del sur de alfoz de Huete. Se trata de una torre de base cuadrada y pequeñas dimensiones, que pudo servir de refugio a los moradores de la aldea, pero sobre todo, se construyó como atalaya con funciones de vigilancia y comunicación con las otras torres ubicadas en los lugares más altos de las aldeas del sexmo y con la propia ciudad de Huete. Don Rafael de Ribas, cura de Palomares del Campo en 1787, nos dice que: “Dentro de su jurisdicción está el despoblado, llamado Fuente el Pez distante una legua de esta villa, y respecto de ella está del poniente; se llama Fuente el Pez por una fuente del contigua del mismo nombre, en la que se crían, buenos pezes, y varbos: sólo se advierte al presente, en este despoblado una fortaleza, ó atalaya vastante destrozada". Huete durante las invasiones almorávide y almohade, además de los castillos de Albaráñez o de Luna en la misma ciudad de Huete, llamado también de Alvar Fañez; lugarteniente de El Cid que nombra igualmente una aldeaasí como el situado en el actual pueblo de Cuevas de Velasco dispuso de torres aisladas en las aldeas de su alfoz, donde se situaban puntos de vigilancia con el fin de alertar de posibles incursiones provenientes de Cuenca o Alarcón.

El asentamiento de Fuente el Pez ya existía en 1188. Fue en la segunda mitad del siglo XIV señorío de Mencia de Orozco que también lo fue de Valdejudios en Carrascosa; del que dista unos 3 kilómetros. Aldea con término propio que en la últimas décadas del siglo XVI ya estaba despoblada, según se recoge en las Relaciones Topográficas de Felipe II, aunque “la causa por qué se despobló no saben. En esta situación lo compra su lindera la villa de Palomares del Campo por l.500 ducados a la ciudad de Huete. Desde la segunda mitad del siglo XVII y hasta el fin de los señoríos con la constitución de Cádiz fue señorío de los Ruíz de Alarcón señores de Valera de Arriba y vecinos de Tarancón. En los diezmos que recibía la iglesia en el siglo XVIII, Fuente el Pez seguía apareciendo como un término independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con independencia de los cogidos en el término de la villa de Palomares.


A partir de 1601, no pudo el Consejo de Hacienda vender más exenciones jurisdiccionales A partir de 1626, lo que se vendía eran vasallos. Si la aldea, tomaba la decisión de comprarse a sí misma, negando la constitución de un señorío particular, el resultado era una nueva villa. El precio era el mismo que la venta de jurisdicciones en el siglo anterior: 15.000 maravedíes por vecino, para las poblaciones situadas a la derecha del Tajo, en territorio de la chancillería de Valladolid, y 16.000 para las poblaciones situadas a la izquierda, pertenecientes a la chancillería de Granada; pero también podían venderse, atendiendo a la extensión del término, a razón de 6.400 ducados “de atresçientos y cinco mrs cada ducado por legua legal. Lo uno o lo otro a eleçion de su magestad o de los del dho su Conssº de Hazienda”.

El primer trámite para la transacción era fijar la población de la villa que se pretendía adquirir y depositar el tercio de su valor; después se hacía la medición del término y el censo de la vecindad. El cálculo casi siempre era inferior al real, para adelantar menos dinero. El buen resultado de este primer intento, animó a continuar con las ventas. Una Real Cédula de 15 de mayo de 1630 dispuso, previo consentimiento de las Cortes, que se vendieran otros 12.000 vasallos. En 1652, se vendieron doce pueblos y en 1658, se vendieron catorce más. En los últimos años del reinado de Felipe IV sólo hay algunas ventas esporádicas y en los primeros de su hijo y sucesor siguen haciéndose, aunque en pequeño número: cinco en 1667 y cinco en 1668. En 1670, el Reino protestó de las enajenaciones.

De 1626 a 1668 se vendieron 52.306 vecinos; de éstos, 20.082 correspondieron a jurisdicciones compradas por los propios lugares, 8.916 compradas por los nobles y 23.307 vasallos fueron comprados por compradores no nobles. Hay que tener en cuenta que no todas estas ventas dieron lugar a formación de señoríos, en muchos casos, las villas o lugares se compraron a sí mismos para evitar caer en poder de un señor o para exentarse de la cabeza de su jurisdicción. 

Habrá que agregar, a las cifran anteriores, las poblaciones entregadas por el monarca a ciertos señores en pago de deudas y servicios; un móvil de prestigio y nunca motivos económicos, impulsaban, por regla general, a los compradores de lugares, pues esto facilitaba a su poseedor un ascenso social. La posesión de una villa o aldea, además de colmar su vanidad, pues recibían homenaje de los lugareños y colocaban sus armas en las iglesias, les daba ingreso a la categoría de señor de vasallos, paso previo, en algunos casos, a la nobleza titulada.
La villa de Palomares del Campo se eximió de la ciudad de Huete, según consta del privilegio concedido, el 27 de marzo de 1553. No sabemos con exactitud los motivos. Un hecho, que pudo ser determinante fue era el gran crecimiento demográfico del siglo XVI, tal y como revelan las Relaciones Topográficas de Felipe II: “que hay de presente trescientos y cuarenta vecinos, contados por padrón... y que antes de agora ha tenido menos vecinos, porque el mes de março del año pasado de cincuenta e tres... tenía con menores y viudas ducientos y sesenta vecinos, como consta del previlegio; y que el año de sesenta hizo averiguaciones Pero Díaz Laso, juez de S.M. sobre las alcabalas y tercias, y que por ellas consta que la dicha villa tenía docientos y ochenta vecinos, y que ansí han ido cresciendo; e que hay muchos vecinos pobres, e que algunos de ellos piden de limosna; y que la causa por qué se han crecido estos vecinos es porque se han ido casando".


Fuente el Pez, era una aldea dentro del sexmo del Campo, cuyo término era contiguo al de Palomares. Esta aldea desde finales del siglo XV estaba despoblada y según las Relaciones, “la causa por qué se despobló no saben. A mediados del siglo XVI, la mayor parte de las heredades de este término pertenecen a vecinos de Palomares del Campo, pues cuando se exime la villa en 1553 y se le señala dezmería, en ésta: “entra y se comprehende un heredamiento y término que se llama Puente el Pez que tiene un quarto de legua vulgar en largo y poco más o menos en ancho y como quiera que la jurisdicción al dicho término es de essa dicha villa por yncluirse en la dezmería”


Sin embargo, jurisdiccionalmente, el término de Fuente el Pez sigue perteneciendo al alfoz de Huete, como una de sus antiguas aldeas. El concejo de Palomares del Campo, solicitó a Felipe II que se le vendiese dicho término, a lo que se opuso la ciudad de Huete, porque “diz que la dha ziudad de Huete pretende que le perteneze a ella”, y obviamente se opuso a la venta; además, un caballero, Luis Carrillo de Guzmán, la pretendía comprar.
Para evitar agravios y daños, la villa de Palomares ofreció una mayor cantidad que Luis Carrillo. Dicha petición se vio en el Consejo de Hacienda y se acordó: “que se os vendiese la Jurisdicción del dho término por mil y quinientos ducados, por ende por aquella via y forma y manera que mexor puedo y de hecho y de derecho más puede y deue aprouechar otorgo y conozco que vendo a vos el conzejo, justizia y regidores, ofiziales y hombres buenos de la dha villa de Palomares la jurisdizión ziuil y criminal alta y vaja mero mixto ymperio del dho término o heredamiento que llaman Fuente el Pez según y como estaua deslindado y amojonado quando eximimos y apartamos de la jurisdizión de Huete la dha villa de Palomares para que los alcaldes hordinarios de la dha villa de Palomares perpetuamente para siempre jamás puedan usar y exerzer la dha jurisdizión civil y criminal entera y plenariamente, y oir y conozer de todos los negozios y delitos de qualquier género y calidad que sean que en el dho término de Fuente el Pez y en todo el ancho y largo deel en qualquier manera suzediera”.

La venta se confirmó en cédula otorgada en Toledo, el 22 de junio de 1560. La ciudad de Huete, perdió, por tanto, la jurisdicción sobre dicho término, donde “ni entren en él aprender ni prendar, ni visitar ni hazer otro ningún Acto de Jurisdizión, ni se entrometan a os perturbar la dicha jurisdizión”. Unicamente quedó inalterable la comunidad de pastos “que hasta aquí han tenido y al presente tienen los vezinos de la dha ziudad de Huete y essa villa y otros lugares en el dho término de Fuente el Pez”, especificándose que no se debe hacer novedad alguna”.
Fuentelpez también es el nombre con que se cita en el Libro de La Caza del infante don Juan Manuel una laguna en tierras de Carrascosa a donde llevaba sus aguas el río de Loranca.

Las demás villas del sexmo y otros lugares y villas de la comarca dieron pasos similares a Palomares
del Campo; así por ejemplo Carrascosa del Campo en 1613 había roturado dos de las tres dehesas que el
concejo tenía: “monte viejo”, y “dehesa nueva”; por el arrendamiento de estas tierras el concejo ingresaba en
las arcas de Propios un total de 60.450 maravedís (A.H.N., Consejos, Leg. 31.871).

La dehesa de Villas Viejas en 1573 era un espacio comunal, próximo al término de Fuente el Pez perteneciente a Palomares del Campo, en el que podía entrar todo el ganado de las distintas aldeas y villas del partido de Huete (J. ZARCO
CUEVAS: Relaciones de pueblos..., pág. 377); a finales del siglo XVI funcionaba como un Propio de la ciudad de Huete; en 1600 la ciudad tenía permiso para labrarla. Dicho año se sacó a subasta para su arrendamiento; tres vecinos de Torrejoncillo del Rey se quedaron con ella; éstos a su vez hicieron lotes y la arrendaron a otros vecinos de Torrejoncillo para labrarla (A.H.M.H., Protocolos: Torrejoncillo del Rey, leg. 30, fº
134r-136 )



También existía un ejido en el término de Fuente el Pez, perteneciente a la villa de Palomares tras su compra en 156075. Como Fuente el Pez era una aldea despoblada, el concejo solicitó permiso al Consejo de Castilla “para arromper la hera del conçejo de las pozas y exido de San Miguel”

 Al mismo tiempo que se solicitó el permiso para romper el ejido de San Miguel, se pidió el poder romper, labrar y arrendar “otros prados que ay encima del arenal entre las viñas y la dehesa” con el fin de obtener fondos para el ayuntamiento.

No sabemos con exactitud qué características tenían estos prados; si nos fijamos en la toponimia, parece ser que se trataba de bienes comunales, cotos o majadales, destinados a la ganadería pero, como ocurrió con el ejido, el concejo los quiso aprovechar como bienes de Propios.

1596, se procuraba que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas gran
utiliza, para regar los huertos y como abrevadero del ganado lanar. 

En 1599, Bartolomé Pérez la vuelve a limpiar por 9 reales.


Habá inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar las
heredades de Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales

Una de las principales atenciones del concejo se centraba en el mantenimiento del perfecto estado de la fuente de agua dulce, próxima a la villa, que servía para abastecer de agua potable a los vecinos; cuando se producía alguna fuga de agua el concejo inmediatamente contrataba los servicios de algún vecino para su arreglo. 

Del mismo modo, se mantenían y se limpiaban otros manantiales y fuentes que, sin servir agua potable, posibilitaban ser utilizados como abrevaderos para los animales de labor, como lavaderos públicos o como balsas de agua, para regar los huertos de la villa.

También era objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y Jualón. 

La agricultura practicada en la villa era de secano, por tanto el ayuntamiento no
tenía que intervenir en ningún tipo de reparto y distribución del agua, como ocurría en Valencia y Murcia; sin embargo, algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas de vega, que era donde el agua tenía mas facilidad para retenerse. 

El concejo, por este motivo, gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el molino del concejo. 

Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del caz para que el
agua corriese con suficiente fuerza para moler.


Aunque en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por
los ríos Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que aumentara los rendimientos.

La única preocupación del concejo, en este sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”
, con el fin de que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.


Desde 1559 existía el término de Fuente el Pez, perteneciente a Palomares que, si bien se había agregado al término de la villa tras desgajarse mediante compra del antiguo alfoz de Huete, siguió administrándose como un término independiente.

En los diezmos que recibía la iglesia en el siglo XVIII, todavía Fuente el Pez seguía apareciendo como un término independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con independencia de los cogidos en el término de la villa 



La Torre.

El despoblado de La Torre se localiza en el paraje de La Torrecilla cruzado por el río Jualón y a unos dos kilómetros al noreste del núcleo urbano desde aquí podemos acceder a su emplazamiento por el camino del Molinillo. Esta localización lo sitúa en las inmediaciones de la calzada de Cartagena a Sigüenza y junto a las vías que permitían la salida hacia el litoral del espejuelo obtenido en las minas localizadas en el cercano Torrejoncillo y en Valparaíso de Abajo. Sin olvidar en este sentido el importante emplazamiento del Cerro del Pulpón en Carrascosa dedicado a la fabricación de armas, utensilios de metal y a la acuñación de monedas. No se aprecian restos en superficie de posibles construcciones en tierras de este despoblado. A uno dos kilómetros al norte del emplazamiento de La Torre situamos el despoblado de Los Torrejones en tierras de Torrejoncillo del Rey.


Si seguimos a don Dimas Pérez, archivero diocesano de la catedral de Cuenca, podemos decir que este despoblado era en 1326 era señorío de Alfonso Martínez de Ribera llamado de Huete por su oficio de gobernador de la fortaleza de Huete con el título de alcaide ya en 1320 con Alfonso XI. Hijo de Alfonso Martínez, casado con una Ribera, caballero de origen gallego que entra en Castilla al servicio de Fernando IV y probablemente también alcaide ya del castillo de Huete. En 1328 al levantar el sitio de Escalona Alfonso XI recompensa al alcaide del castillo de Huete por su fidelidad y servicios con los señoríos de la aldea y castillo de Anguix, de la aldea de Villarejo de la Peñuela en la tierra de la ciudad de Huete y de Cabrejas y Valmelero del alfoz de la ciudad de Cuenca. La donación será confirmada en 1329 por el concejo de la Ciudad. Su hijo y II señor López de Ribera casa con su pariente Violante López de Ribera. Su nieta Violante Ribera nacido en 1420 casa con el III señor de Montalbo Estaban Coello de ellos serán descendientes desde fines del siglo XV por línea masculina los señores de Montalbo, el Hito y Villar de Cañas y sus primos los señores de Villarejo de la Peñuela, Valmelero y Cabrejas. En 1346 Alfonso Martínez de Huete compra la mitad de San Pedro Palmiches y en 1370 completa su posesión con la compra de la otra mitad en ambos casos a vecinos de Huete. En 1431 el III señor de Villarejo de la Peñuela Fernando de Ribera escudero de Diego Hurtado de Mendoza, I señor de Cañete, intercambia con él la aldea de San Pedro Palmiches y Puente del Guadiela por las de Valdeganga, Carcelén y Montealegre, ahora del Castillo, en tierras de Albacete. Posesiones que vienen al señorío de Cañete por el matrimonio de Diego Hurtado de Mendoza con Beatriz de Albornoz señora de ellas como herencia de su padre el señor de Albornoz. Fernando de Ribera separó ambas villas al vender Carcelén a don Pedro de la Plazuela, sobre el año 1453. Doña Violante, heredera de don Fernando, vendió también en 1453 la villa de Montealegre con su castillo y fortaleza a don Miguel Ruiz de Tragacete, alcalde mayor de Villena, oídor del Consejo Real de Castilla en el reinado de Juan II y Enrique IV.


La Torre es vendido al I señor Cañete en 1431 junto con Carcelén, Montealegre y Valdeganga por el III señor de Villarejo. No confundir con el despoblado de la Torre en Moncalvillo, Huete, de los duques de Granada de Ega, ahora titulares y desde inicios del siglo XVIII señores de Montalbo, el Hito y Villar de Cañas. Tampoco estos con el despoblado de Torre del Monje en las tierras del sur de la provincia.


Juan Gómez de Mora. Arquitecto en Madrid y nacido en Cuenca. Bisnieto de Martín Gómez El Viejo

La escuela conquense de Fernando Yáñez de la Almedina, 1505-1537.


2008. exposición en la Catedral de Cuenca.

A partir de 1525 Fernando Yáñez trabaja en Cuenca, revolucionando la pintura  local y adecuándola a las normas del pleno renacimiento. 

Hernando o Fernando Yáñez de la Almedina, 1505 – 1537,  fue un pintor renacentista español, introductor de las fórmulas quattrocentistas italianas en Valencia y Castilla la Nueva. Su conocimiento de la pintura de Leonardo da Vinci, con quien pudo colaborar en el perdido mural de La batalla de Anghiari, conjugando su influencia con la de otros pintores italianos como Filippo Lippi o Perugino, se pone de manifiesto tanto en el conjunto de su producción pictórica como en sus dibujos (Museo del Louvre) y en la labor de sus seguidores directos, como los valencianos Miguel Esteve y Miguel del Prado o el conquense Martín Gómez el Viejo.


Martín Gómez el Viejo, entre 1526 y 1562, será el principal heredero de Yáñez en Cuenca.  Después, entre 1562 y 1585, le sucederá su hijo Gonzalo. Finalmente los nietos de Gómez el Viejo, Juan y Martín Gómez el Joven. 

Las noticias documentales acerca de Martín Gómez el Viejo arrancan de la carta de dote, que el pintor no pudo firmar por no saber escribir, fechada en abril de 1526. 

Se sabe por ella que era hijo de Julián Gómez, vecino de la villa de San Clemente de la que probablemente fuese natural. Contrajo matrimonio con Catalina de Castro, hija del pintor Gonzalo de Castro, con domicilio en el barrio de San Esteban de Cuenca.1 Con su suegro y sus cuñados, Diego y Pedro de Castro, integró el taller más activo de la diócesis, a cuyo frente se situó a la muerte de Gonzalo de Castro en 1535.

Con Catalina de Castro tuvo tres hijos, Gonzalo, abuelo del arquitecto Juan Gomez de Mora, y Julián, también pintores, y Catalina, que casó con Mateo Calvete, procurador. 

A su muerte (1562), continuó con el taller Gonzalo, nacido en 1531 y desde 1552 asociado artísticamente con su padre en obras como el retablo de los Santos Mateo y Lorenzo de la catedral de Cuenca.


La incorporación de Martín Gómez al taller de Gonzalo de Castro queda confirmada por un documento de poder otorgado en 1532 a su suegro, junto con sus cuñados y firmado por él, que entre tanto había aprendido a escribir, para que contratase la pintura y dorado del retablo de la iglesia parroquial de Horche, en la actual provincia de Guadalajara. Tanto este como el resto de los retablos documentados en estos años se han perdido, conservándose únicamente el de Valdecabras, en el que trabajaba el equipo en el momento de morir Gonzalo de Castro. 

La asimilación de los modelos de Fernando Yáñez de la Almedina, presente en Cuenca entre 1525 y 1531, es ya manifiesta en este retablo y ha de deberse a la intervención de Martín Gómez más que a la del viejo Castro. Algunas tablas, como las de David e Isaías, parecen incluso directamente copiadas de los paneles del retablo de la Crucifixión pintado por Yáñez para la catedral conquense.

Ya en solitario y a partir de 1547, cuando percibió alguna cantidad por el retablo de escultura de la capilla de Santiago de la catedral, limitada su participación al dorado, monopolizará los trabajos de pintura en el templo catedralicio: retablos del Cabildo, 1548-1549, y de san Mateo y san Lorenzo, 1553-1554. 

De este momento y pintada también para la catedral ha de ser la Presentación del Niño Jesús en el templo (Museo Diocesano), la obra más célebre y de mayor nivel del pintor, a la vez que la más cercana a Yáñez de la Almedina, a quien en ocasiones se ha atribuido.

Al margen de estas obras para la catedral, y junto a otros trabajos menores, en 1550 contrató un retablo de San Juan Evangelista para el convento de Santo Domingo, a costa de la capellanía fundada por Francisco Hernández, fallecido en las Indias, del que se conserva la tabla central en el Palacio Episcopal.

La última obra documentada, de lo conservado, es el retablo de la parroquial de Castillejo del Romeral, asentado y tasado en 1555 por lo que debió de ser pintado inmediatamente antes. 

Desmembrado y sustituido por otro barroco, restan cuatro tablas en el muro de la Epístola de la propia iglesia, dos en formato rectangular, con la Adoración de los Reyes y una nueva versión de la Presentación más recogida que la anterior pero con rica ornamentación renacentista, como por ejemplo en los angelotes del ara del altar, que debió de tomar de estampas, y dos tondos con las imágenes de los santos Juan Bautista y Antonio Abad.

Entre las obras atribuidas cabe destacar la copia de la Piedad de Sebastiano del Piombo procedente de la cárcel de Cuenca y propiedad del Ministerio de Justicia. La pintura original, sobre pizarra, pintada para Francisco de los Cobos con destino a su Sacra Capilla del Salvador de Úbeda, no se completó antes de 1539, por lo que hay que descartar totalmente la posibilidad de que la copia fuese ejecutada por Yáñez, como alguna vez se ha supuesto a la vista de la figura de San Juan Evangelista, tras la Virgen y mal encajada en la composición, que no es copia del original de Piombo y recuerda al contrario imágenes semejantes del pintor de la Almedina. La copia atribuida a Gómez conserva el marco original, con una inscripción tomada de las Lamentaciones de Jeremías, lo que permite descartar que fuese parte de un retablo pero pudiera tratarse de la pintura que el ayuntamiento le encargó en 1549 para el altar de Nuestra Señora de la Piedad de la catedral, «que es a cargo de esta çibdad».Palomares de Huete, hoy Palomares de Campo

Gonzalo de Castro, uno de los pintores locales más relevantes del primer tercio de la centuria.

Hijo del también pintor Gonzalo de Castro

Trabajó con su padre y con su cuñado Martín Gómez el Viejo 

en el altar mayor de la iglesia de Valdecabras, Cuenca

LA CAPILLA DE POZO O DE SAN ROQUE catedral de cuenca
Fue fundada por el canónigo Juan del Pozo en 1503, en el lugar contiguo del Transparente y trasladada a su emplazamiento actual en el siglo XVIII. Dispone de una reja y un altar de estilo góticos, según proyecto de Juan Francés, en 1511. El retablo es obra de Gonzalo de Castro de comienzos del siglo XVI. La talla central del retablo que representa la Asunción de la Virgen fue trasladada al Museo Diocesano y fue sustituida por la de San Roque. El retablo contiene numerosas pinturas de óleo sobre tabla.

El retablo de Valdecabras es obra de Martín Gómez 
el Viejo y de sus parientes Gonzalo y Pedro de Castro, 


Gonzalo de Castro había nacido en 1475, hijo de un judío converso seguramente conquense. 

En la fecha del contrato del retablo de Valdecabras cuenta sesenta años 
de edad,

Se le debe atribuir  el grupo de obras más flojas y tradicionales. 

Su hijo Pedro cuenta, aproximadamente igual que su cuñado Martín, con veinticinco años cuando Yáñez arriba a Cuenca. 

Conocemos numerosas noticias sobre la vida familiar de Pedro de Castro, pero muy pocas sobre su actuación artística, probablemente debido a la meodiocridad profesional que cabe suponerle a la sombra de Gómez el Viejo. 

El papel de Pedro en la elaboración del retablo de Valdecabras quedaría reducido al de simple colaborador de fondos y ciertos ropajes. Y a dar color a la mazonería que, si atendemos a sus orígenes como pintor, parece que podría ser para lo que estaba realmente preparado. 

En 1513, Gonzalo de Castro puso a su hijo Pedro como aprendiz de Ginés López. Pintor de imagineria y vecino de Chinchón.



En 1525 consta documentalmente la presencia de Yánez en la ciudad de Cuenca. 

En 1526 redacta Martín Gómez el Viejo carta de dote a favor de Catalina de Castro, hija de Gonzalo de Castro. Se sabe por ella que era hijo de Julián Gómez, vecino de la villa de San Clemente de la que probablemente fuese natural.

Cabe pensar que se integrara a continuación,  en el taller que lideraba 
su suegro y que también acogía a sus cuñados Diego y 
Pedro de Castro. 

Pero lo cierto es que hasta febrero de 
1532, quizá como producto de una laguna documental, 
no se certifica la actividad del taller Gómez-Castro en 
relación con trabajos concretos sucesivos. 

Martín Gómez pudo colaborar con de la Almedina Yáñez 1526 y 1531. En sus producciones para la iglesia provinciales mantiene Gómez el esquema tradicional, como en los retablos de Castillejo del Romeral y Villarejo del Espartal. 

Pero en el ambiente más culto y preparado de la capital del obispado no duda en utilizar profusamente las tipologías de Yáñez


Retablo de Valdecabras de 1534-1535. 

Retablo  para el cabildo de los canónigos. Conocida su documentación desde el pasado siglo, ha sido uno de los trabajos más citados por los estudiosos de Gómez . 

Entre 1548 y 1550 se pagó al pintor la cantidad de cien ducados en que el tasador Bartolomé de Iñiga, vecino de Huete, valoró el trabajo de Martín Gómez. 


El retablo de San Juan Evangelista (palacio episcopal de Cuenca), de 1550, es otra de las obras recientemente incorporadas al catálogo pictórico de Gómez. Se realizó para la capilla del indiano Francisco Hernández, situada en la iglesia de Santo Domingo.

El retablo de los Santos Mateo y Lorenzo de la catedral. Es uno de los trabajos mejor documentados del pintor. Esteban Jamete ejecutó la mazonería entre finales de 1551 y finales de 1552. Entonces empezó Gómez su trabajo que terminaría en 1554

El retablo de la iglesia de Castillejo del Romeral es, por ahora, el último trabajo documentado  que conocemos del pintor conquense. 


MAZONERIA. Parte ‘arquitectónica’ de un retablo, o sea, el conjunto de encasamento (hornacinascolumnasestípitesménsulasbatea…) en que se alojan las imágenes.